bueno, retomando la lista de lo que debía y no debía hacer antes de terminar el 2009, que quedó en suspenso, me pongo a actualizarla.
y teniendo en cuenta el código de rojo para lo que sí hice, y rojo/negro para lo que maumeno hice, los ítems que cambiaron quedaron así...
1. Cambiar de trabajo.
4. Ser amada. Ser querida.
5. Disfrutar.
6. Salir sola, en público, y sin sentir vergüenza.
9. Aceptar mis defectos y tratar de cambiarlos en la medida que sea posible.
27. Hay que viajar, no importa el lugar.
jueves, 18 de noviembre de 2010
lunes, 13 de septiembre de 2010
fucking loop
Y van…miles ya!
Entre que salgo de una para entrar en otra, y que soy un tanto… melodramática, éste blog en breve comenzará a llamarse “diario de una loser”. Paso a iluminar.
Jueves por la noche planeé irme a dormir tempranito, para despertarme el viernes temprano e ir al centro a comprar rollitos para la cámara. Entonces, viernes por la mañana, después de un intento inútil por auto-levantarme temprano, mi madre me despertó al ritmo de:
−nena, no ibas a comprar eso hoy?
−no…mesientomal.
Creo que hasta lo dije con carita de dospuntosabroparéntesis y todo.
Me levanté −tarde− y me dolía un poco la garganta. Después de la neumonitis de éste año, y a una semana de mi taaaan esperado viaje, una enfermedad es lo último que quiero. Entonces el terror hizo que mi madre me haya obligado a tomar una aspirina instantáneamente, mientras tomaba mi té del desayuno. Por cierto, la aspirina es un mito.
Entonces pasaron un par de horas, y fui a trabajar por hora al estudio. Esperé el colectivo bajo el sol primaveral medio adelantado y pesado, llegué y me puse en mis tareas. Y cada minuto que pasaba me sentía peor. A las cuatro de la tarde ya sentía que el brillo del monitor, que jamás me había molestado, me estaba disolviendo los ojos. La garganta me dolía mucho más que a la mañana. Estaba mareada, y seguramente afiebrada. Del calor veraniego que sentía cuando llegué no quedaba nada, y estaba muriéndome de frío. Nosecuántas miles de horas después, cuando recién habían pasado veinte minutos de las cuatro, decidí que a las cinco me iba si no se me aliviaba algo.
Oppiamente a las cinco me fui, tapándome como pude con mi lindo blazer negro −que es de lo más abierto que existe−, porque estaba el cielo cubierto todo de nubes de lluvia, y no había ningún sol primaveral medio adelantado y pesado para sacarme el frío. Me subí al colectivo, cuando tuve asiento libre cerca me senté y cerré los ojos, a ver si se me pasaba, just in case. Y nada de dejar el asiento a embarazadas, personas mayores o niños; que se caguen, me sentía mal, y seguro hasta tenía fiebre; y si alguno me jodía le tosía encima.
Se largó a llover. Mi madre adorada fue a buscarme a la parada del colectivo.
−qué te pasa?!
−tengo fiebre, creo.
Entonces hace el gran gesto gran de madre, de poner en seguida la mano en la frente de la pobre criaturita que se siente mal para comprobar si tiene o no tiene fiebre. Porque una madre sabe qué tan tibia debe estar la frente de un hijo.
−un poquito, puede ser.
Y fuimos a casa. Puse el agua para prepararme un té que no terminé de preparar y tuvo que hacerlo mi madre. Puse el termómetro a trabajar. Empecé a tomar ese té que nunca terminé de preparar, y nunca terminé de tomar, porque la garganta dolía demasiado, y miré el termómetro pasados los necesarios cinco o diez minutos. Pero como el monitor había disuelto mis ojos, tuvo que fijarse mi madre, porque yo ya no veía nada. Casi cuarenta grados de temperatura. Celsius, claro; si hubieran sido Fahrenheit, el problema era aún peor. Le dije a madre que mire mi garganta.
−puuutamadre. Tenés todo lleno de placas!
Eso fue lo que respondió. La curiosidad usualmente me gana, así que fui frente al espejo del baño con la linterna y abría la boca al ritmo de un ahhh adolorido.
Jamás había tenido anginas, ni placas hasta éste viernes. Sólo una plaquita blanquita chiquita me salió éste año, meses atrás, y se fue sola a los tres días, sólo haciendo buches con bicarbonato, sin necesidad de pastas irritantes.
Las del viernes no eran nada como eso.
Hay algunas películas de ciencia ficción en las que aparecen seres de otros mundos o dimensiones. En algunos de esos mundos o dimensiones, algunos de los seres se reproducen gracias a algún ser-reina, como una abeja reina. Quizás hay algún ser reina de esas con alguna parte del cuerpo, como el abdomen, desarrollada en forma desproporcionada, gigante, hinchada, roja, gelatinosa y que pareciera tener vida propia. Cubierta por una cantidad incontable de cositas blancoamarillas que bien podrían ser huevos que se filtran por su piel. Y toda esa masa horripilante de rojo y blanco gelatinoso se mueve, como latiendo, respirando. Y no estoy delirando, todo eso existe en mi garganta.
Todo eso al ritmo de un ahhh adolorido que le dio tiempo a mi madre a revolear otra aspirina en dirección a mi boca y obligarme a tragarla.
La aspirina es un mito, lo sostengo.
Estuve todo el resto del viernes y toda la noche con fiebre, con todo el mareo y el dolor de cabeza que eso trajo.
Eso sí, más allá del malestar y el cansancio por no dormir casi nada, los sueños febriles suelen ser algo bastante interesante. Además de los clásicos sueños con arañas −que en éste caso fueron las arañas gigantes quienes ponían cosas que tejían en las carnes inflamadas en la garganta de una juanita duplicada en el espacio−, soñé que cada movimiento que hacía mientras dormía era una especie de planilla o formulario con un itinerario específico y riguroso a seguir sobre… no sé, algo. Pero como estaba lleno de planillas el sueño, asumo que dormí poco y nada.
El sábado a la mañana logré que bajaran mis Celsius con paracetamol, me dí una ducha sentada, porque todo el blanco liso de la bañera me daba vértigo, y fui al hospital.
Atención en el día. Antibióticos, again, con todo lo que eso implica a mis pobrecitos intestinos.
Amoxicilina con ácido clavulánico, paracetamol y mis mejores complementos para los antibióticos: los lactobacilos acidófilos bacteriófagos.
Un eterno loop de reacciones adversas.
Siempre tengo que volver a los antibióticos y sus reacciones adversas. Estaban taaaan bien mis intestinos en el último tiempo… pero there’s no other way.
Y de paso me mandó la dotora a que vea a alguien en odontología. Se debe haber impresionado un poco cuando me hizo abrir la boca y vio todas las líneas y curvas blancas que me recorrían la lengua. Dijo que probablemente era un hongo que se aprovechó de mis defensas momentáneamente bajas. Yo creo que era solamente saliva seca pegada en la lengua porque andaba por la vida como zombie: tambaleante y con la quijada caída.
Pero bueno, recién estoy con dos días de antibióticos y me siento menos deforme, así que cuando complete los siete días de pastas estaré con mi bella garganta como nueva. Justo a tiempo para mi viajecito
Y si no, viajaré con la garganta llena de rojo y blanco gelatinoso, y al madrileño de migraciones que me joda, le toso encima.
Entre que salgo de una para entrar en otra, y que soy un tanto… melodramática, éste blog en breve comenzará a llamarse “diario de una loser”. Paso a iluminar.
Jueves por la noche planeé irme a dormir tempranito, para despertarme el viernes temprano e ir al centro a comprar rollitos para la cámara. Entonces, viernes por la mañana, después de un intento inútil por auto-levantarme temprano, mi madre me despertó al ritmo de:
−nena, no ibas a comprar eso hoy?
−no…mesientomal.
Creo que hasta lo dije con carita de dospuntosabroparéntesis y todo.
Me levanté −tarde− y me dolía un poco la garganta. Después de la neumonitis de éste año, y a una semana de mi taaaan esperado viaje, una enfermedad es lo último que quiero. Entonces el terror hizo que mi madre me haya obligado a tomar una aspirina instantáneamente, mientras tomaba mi té del desayuno. Por cierto, la aspirina es un mito.
Entonces pasaron un par de horas, y fui a trabajar por hora al estudio. Esperé el colectivo bajo el sol primaveral medio adelantado y pesado, llegué y me puse en mis tareas. Y cada minuto que pasaba me sentía peor. A las cuatro de la tarde ya sentía que el brillo del monitor, que jamás me había molestado, me estaba disolviendo los ojos. La garganta me dolía mucho más que a la mañana. Estaba mareada, y seguramente afiebrada. Del calor veraniego que sentía cuando llegué no quedaba nada, y estaba muriéndome de frío. Nosecuántas miles de horas después, cuando recién habían pasado veinte minutos de las cuatro, decidí que a las cinco me iba si no se me aliviaba algo.
Oppiamente a las cinco me fui, tapándome como pude con mi lindo blazer negro −que es de lo más abierto que existe−, porque estaba el cielo cubierto todo de nubes de lluvia, y no había ningún sol primaveral medio adelantado y pesado para sacarme el frío. Me subí al colectivo, cuando tuve asiento libre cerca me senté y cerré los ojos, a ver si se me pasaba, just in case. Y nada de dejar el asiento a embarazadas, personas mayores o niños; que se caguen, me sentía mal, y seguro hasta tenía fiebre; y si alguno me jodía le tosía encima.
Se largó a llover. Mi madre adorada fue a buscarme a la parada del colectivo.
−qué te pasa?!
−tengo fiebre, creo.
Entonces hace el gran gesto gran de madre, de poner en seguida la mano en la frente de la pobre criaturita que se siente mal para comprobar si tiene o no tiene fiebre. Porque una madre sabe qué tan tibia debe estar la frente de un hijo.
−un poquito, puede ser.
Y fuimos a casa. Puse el agua para prepararme un té que no terminé de preparar y tuvo que hacerlo mi madre. Puse el termómetro a trabajar. Empecé a tomar ese té que nunca terminé de preparar, y nunca terminé de tomar, porque la garganta dolía demasiado, y miré el termómetro pasados los necesarios cinco o diez minutos. Pero como el monitor había disuelto mis ojos, tuvo que fijarse mi madre, porque yo ya no veía nada. Casi cuarenta grados de temperatura. Celsius, claro; si hubieran sido Fahrenheit, el problema era aún peor. Le dije a madre que mire mi garganta.
−puuutamadre. Tenés todo lleno de placas!
Eso fue lo que respondió. La curiosidad usualmente me gana, así que fui frente al espejo del baño con la linterna y abría la boca al ritmo de un ahhh adolorido.
Jamás había tenido anginas, ni placas hasta éste viernes. Sólo una plaquita blanquita chiquita me salió éste año, meses atrás, y se fue sola a los tres días, sólo haciendo buches con bicarbonato, sin necesidad de pastas irritantes.
Las del viernes no eran nada como eso.
Hay algunas películas de ciencia ficción en las que aparecen seres de otros mundos o dimensiones. En algunos de esos mundos o dimensiones, algunos de los seres se reproducen gracias a algún ser-reina, como una abeja reina. Quizás hay algún ser reina de esas con alguna parte del cuerpo, como el abdomen, desarrollada en forma desproporcionada, gigante, hinchada, roja, gelatinosa y que pareciera tener vida propia. Cubierta por una cantidad incontable de cositas blancoamarillas que bien podrían ser huevos que se filtran por su piel. Y toda esa masa horripilante de rojo y blanco gelatinoso se mueve, como latiendo, respirando. Y no estoy delirando, todo eso existe en mi garganta.
Todo eso al ritmo de un ahhh adolorido que le dio tiempo a mi madre a revolear otra aspirina en dirección a mi boca y obligarme a tragarla.
La aspirina es un mito, lo sostengo.
Estuve todo el resto del viernes y toda la noche con fiebre, con todo el mareo y el dolor de cabeza que eso trajo.
Eso sí, más allá del malestar y el cansancio por no dormir casi nada, los sueños febriles suelen ser algo bastante interesante. Además de los clásicos sueños con arañas −que en éste caso fueron las arañas gigantes quienes ponían cosas que tejían en las carnes inflamadas en la garganta de una juanita duplicada en el espacio−, soñé que cada movimiento que hacía mientras dormía era una especie de planilla o formulario con un itinerario específico y riguroso a seguir sobre… no sé, algo. Pero como estaba lleno de planillas el sueño, asumo que dormí poco y nada.
El sábado a la mañana logré que bajaran mis Celsius con paracetamol, me dí una ducha sentada, porque todo el blanco liso de la bañera me daba vértigo, y fui al hospital.
Atención en el día. Antibióticos, again, con todo lo que eso implica a mis pobrecitos intestinos.
Amoxicilina con ácido clavulánico, paracetamol y mis mejores complementos para los antibióticos: los lactobacilos acidófilos bacteriófagos.
Un eterno loop de reacciones adversas.
Siempre tengo que volver a los antibióticos y sus reacciones adversas. Estaban taaaan bien mis intestinos en el último tiempo… pero there’s no other way.
Y de paso me mandó la dotora a que vea a alguien en odontología. Se debe haber impresionado un poco cuando me hizo abrir la boca y vio todas las líneas y curvas blancas que me recorrían la lengua. Dijo que probablemente era un hongo que se aprovechó de mis defensas momentáneamente bajas. Yo creo que era solamente saliva seca pegada en la lengua porque andaba por la vida como zombie: tambaleante y con la quijada caída.
Pero bueno, recién estoy con dos días de antibióticos y me siento menos deforme, así que cuando complete los siete días de pastas estaré con mi bella garganta como nueva. Justo a tiempo para mi viajecito
Y si no, viajaré con la garganta llena de rojo y blanco gelatinoso, y al madrileño de migraciones que me joda, le toso encima.
martes, 31 de agosto de 2010
"una buena impresión" o "el desperdicio de tres masitas"
Hacía nosecuánto que no veía a mi amiga Cecilia.
Después de toooodos los cambios de los últimos meses, decidí, en la medida de lo posible, empezar a ver más seguido a mis amistades.
Entonces decidimos que iba a ir a su casa el lunes, a la nochecita, y comeríamos algo.
Lunes por la tarde estuve de supermercados con mi madre. Saliendo del primero empecé a sentir que me molestaba la cabeza. Saliendo del segundo mi cabeza ya explotaba. Té con leche y criollitas con casancrem en casa, y mi cabeza dolía cada vez más.
Entonces salgo de casa, paso por el supermercado y compro unas masitas para llevar a lo de Ceci, tomo el colectivo, y llego. Y cada vez más me dolía la cabeza.
Charloteamos, tomamos mate ella y su señor esposo, y tee mit milch yo, masitas mediante. Y cada vez me dolía más la cabeza y empecé a sentir náuseas. Y tuve que ir al baño.
Bronca mucha tengo aún, que después de no ver a Ceci desde hacía nosecuánto tiempo, voy a la casa y me voy a las dos horas después de haber tenido que gomitar en su baño.
Qué horror.
Después de toooodos los cambios de los últimos meses, decidí, en la medida de lo posible, empezar a ver más seguido a mis amistades.
Entonces decidimos que iba a ir a su casa el lunes, a la nochecita, y comeríamos algo.
Lunes por la tarde estuve de supermercados con mi madre. Saliendo del primero empecé a sentir que me molestaba la cabeza. Saliendo del segundo mi cabeza ya explotaba. Té con leche y criollitas con casancrem en casa, y mi cabeza dolía cada vez más.
Entonces salgo de casa, paso por el supermercado y compro unas masitas para llevar a lo de Ceci, tomo el colectivo, y llego. Y cada vez más me dolía la cabeza.
Charloteamos, tomamos mate ella y su señor esposo, y tee mit milch yo, masitas mediante. Y cada vez me dolía más la cabeza y empecé a sentir náuseas. Y tuve que ir al baño.
Bronca mucha tengo aún, que después de no ver a Ceci desde hacía nosecuánto tiempo, voy a la casa y me voy a las dos horas después de haber tenido que gomitar en su baño.
Qué horror.
domingo, 29 de agosto de 2010
ch ch ch changes
***i still don’t know what i was waiting for
Meses de cambio indeed.
Me hice un poco de caso en algunos ítems de mi listita de deberes; deberes que estaba atrasando un poco. Bastante. Demasiado.
No sé qué estaba esperando para hacer algunas de éstas cosas.
Primero que nada, viajaré. Finalmente.
En el verano no sabía bien qué hacer con mis vacaciones; dónde ir, con quién, cuándo, cuánto… y todo parecía indicar que estaría tres semanas tirada en el piso del living (que es lo más fresco de mi casa), hasta que padre y madre me dijeron: “¿y si te guardás las vacaciones y te vas más adelante a Italia a ver a tu tía?”
Y entonces fue así que empezó todo. Averiguar precios de pasajes. Fiaca de un par de meses. Tramitar el pasaporte. De nuevo averiguar precios de pasajes. Alterarse por lo caros que eran, y porque no había fecha para cuando quería y que ésta aerolínea sí y la otra no. Juntar plata (jamás en la vida pude ahorrar tanto como lo hice éste año).
Y entonces sucedió. Compramos el pasaje. Aunque cabe aclarar que lo de “compramos” es relativo, ya que si bien era para mí, fue regalo de mi padre.
El veinte de septiembre parto a Italia, y me llevo el invierno conmigo (ay, cuánta poesía tengo encima).
Tengo miedito, pero nomimporta.
Finaaaalmente hago un viaje copado, después de pasar tanto tiempo ansiándolo y viendo cómo todos hacían algo en sus vacaciones y yo me quedaba en casa viendo películas (indeed, soy una loser).
Para juntar platita para el viaje me vino bien muy bien el estar yendo al estudio de diseño algunos días, ofreciendo mis servicios por hora a cambio de algún dinerillo. Además, me sirvió para involucrarme un poco en el ámbito del diseño de una manera ya no académica, sino laboral. Aunque sea sólo un poco. Muy poco. Poquito.
Entonces ya tenemos dos cosas: el trabajo por hora en diseño, y el viaje.
Y claro, como un viaje así no lo hacés tantas veces en tu vida, porque sale un poco carito (a menos que seas de esas personas que cuenta con mucha manteca y gusta de revolearla hacia las alturas, entonces podés hacerlo cuantas veces quieras), ya sea por dos semanas o por tres meses, decidí no ir las dos semanas de vacaciones que me quedaban, sino ir un mes entero. O dos. O los tres.
Y para ir un mes entero (o dos, o los tres) tenía que adelantar muchas vacaciones venideras o renunciar. Y entonces renuncié.
Renuncié a la bombachería.
Después de siete (cobardes) años en los que mi vida se estancó, renuncié. Hasta puedo asegurar que empecé a tartamudear ahí adentro. Mi elocuencia al hablar desapareció. Y empecé a omitir la letra “s” al final de muchas palabras, no por elección, sino por contagio.
Me cansé. Siete años son suficiente. Planeaba irme hace meses pero, como siempre, por una cosa u otra me seguía quedando, el viaje fue solo la excusa y el termo-bomba la gota que derramó el vaso (sólo para entendidos ese comentario fue).
Muchos (casi todos) estaban muy contentos por mí. “¡Al fin!” y “¡Ya era hora!” fueron las expresiones que más escuché. Muy evidente era que no estaba a gusto ya, y que no iba a llegar a mucho estancada en esa posición.
Éste fue el cambio más significativo.
Y entonces estamos con que viajo a al viejo continente, ofrezco mis servicios por hora en un estudio, y bye bye bombachería.
Lo que queda es sólo el comentario del oftalmólogo, que dijo que mi cristalino está opaco, y que tengo que ir controlándolo, porque puedo estar desarrollando cataratas. Cataratas tienen los viejos! O quienes estuvieron muy enfermos! Maldición.
Y yo que fui porque creí que tenía que cambiarme el aumento de los lentes y que por eso no veía. Pero, esperar y volver a fin de año debo para revisar qué tan estables o inestables mis bellos ojitos están.
Y entonces quedamos en que viajo a Italia, en que me voy por hora a un estudio de diseño, en que me desvinculé laboralmente de la bombachería, y en que tengo los ojos de cartón.
Eso sí, desempleada y todo, el Standard Bank me creyó alguien con una buena línea de crédito, y me mandó por correo una visa con un montooooon de platita. Seis veces lo que ganaba en la bombachería (que por cierto, era acorde a la cantidad de horas que trabajaba; o sea, poco).
Le envían una tarjeta de crédito a una persona sin trabajo y sin propiedades. Qué bien!
Soy una blind and unemployed little traveller… pero con una buena línea de crédito.
***Como es debido, ahora viene la banda de sonido acorde al post:
Meses de cambio indeed.
Me hice un poco de caso en algunos ítems de mi listita de deberes; deberes que estaba atrasando un poco. Bastante. Demasiado.
No sé qué estaba esperando para hacer algunas de éstas cosas.
Primero que nada, viajaré. Finalmente.
En el verano no sabía bien qué hacer con mis vacaciones; dónde ir, con quién, cuándo, cuánto… y todo parecía indicar que estaría tres semanas tirada en el piso del living (que es lo más fresco de mi casa), hasta que padre y madre me dijeron: “¿y si te guardás las vacaciones y te vas más adelante a Italia a ver a tu tía?”
Y entonces fue así que empezó todo. Averiguar precios de pasajes. Fiaca de un par de meses. Tramitar el pasaporte. De nuevo averiguar precios de pasajes. Alterarse por lo caros que eran, y porque no había fecha para cuando quería y que ésta aerolínea sí y la otra no. Juntar plata (jamás en la vida pude ahorrar tanto como lo hice éste año).
Y entonces sucedió. Compramos el pasaje. Aunque cabe aclarar que lo de “compramos” es relativo, ya que si bien era para mí, fue regalo de mi padre.
El veinte de septiembre parto a Italia, y me llevo el invierno conmigo (ay, cuánta poesía tengo encima).
Tengo miedito, pero nomimporta.
Finaaaalmente hago un viaje copado, después de pasar tanto tiempo ansiándolo y viendo cómo todos hacían algo en sus vacaciones y yo me quedaba en casa viendo películas (indeed, soy una loser).
Para juntar platita para el viaje me vino bien muy bien el estar yendo al estudio de diseño algunos días, ofreciendo mis servicios por hora a cambio de algún dinerillo. Además, me sirvió para involucrarme un poco en el ámbito del diseño de una manera ya no académica, sino laboral. Aunque sea sólo un poco. Muy poco. Poquito.
Entonces ya tenemos dos cosas: el trabajo por hora en diseño, y el viaje.
Y claro, como un viaje así no lo hacés tantas veces en tu vida, porque sale un poco carito (a menos que seas de esas personas que cuenta con mucha manteca y gusta de revolearla hacia las alturas, entonces podés hacerlo cuantas veces quieras), ya sea por dos semanas o por tres meses, decidí no ir las dos semanas de vacaciones que me quedaban, sino ir un mes entero. O dos. O los tres.
Y para ir un mes entero (o dos, o los tres) tenía que adelantar muchas vacaciones venideras o renunciar. Y entonces renuncié.
Renuncié a la bombachería.
Después de siete (cobardes) años en los que mi vida se estancó, renuncié. Hasta puedo asegurar que empecé a tartamudear ahí adentro. Mi elocuencia al hablar desapareció. Y empecé a omitir la letra “s” al final de muchas palabras, no por elección, sino por contagio.
Me cansé. Siete años son suficiente. Planeaba irme hace meses pero, como siempre, por una cosa u otra me seguía quedando, el viaje fue solo la excusa y el termo-bomba la gota que derramó el vaso (sólo para entendidos ese comentario fue).
Muchos (casi todos) estaban muy contentos por mí. “¡Al fin!” y “¡Ya era hora!” fueron las expresiones que más escuché. Muy evidente era que no estaba a gusto ya, y que no iba a llegar a mucho estancada en esa posición.
Éste fue el cambio más significativo.
Y entonces estamos con que viajo a al viejo continente, ofrezco mis servicios por hora en un estudio, y bye bye bombachería.
Lo que queda es sólo el comentario del oftalmólogo, que dijo que mi cristalino está opaco, y que tengo que ir controlándolo, porque puedo estar desarrollando cataratas. Cataratas tienen los viejos! O quienes estuvieron muy enfermos! Maldición.
Y yo que fui porque creí que tenía que cambiarme el aumento de los lentes y que por eso no veía. Pero, esperar y volver a fin de año debo para revisar qué tan estables o inestables mis bellos ojitos están.
Y entonces quedamos en que viajo a Italia, en que me voy por hora a un estudio de diseño, en que me desvinculé laboralmente de la bombachería, y en que tengo los ojos de cartón.
Eso sí, desempleada y todo, el Standard Bank me creyó alguien con una buena línea de crédito, y me mandó por correo una visa con un montooooon de platita. Seis veces lo que ganaba en la bombachería (que por cierto, era acorde a la cantidad de horas que trabajaba; o sea, poco).
Le envían una tarjeta de crédito a una persona sin trabajo y sin propiedades. Qué bien!
Soy una blind and unemployed little traveller… pero con una buena línea de crédito.
***Como es debido, ahora viene la banda de sonido acorde al post:
sábado, 28 de agosto de 2010
light me up
que emocionante es descubrir una palabra o expresión nueva que no es nueva, sino que ya la conocías pero estuviste diciéndola o entendiéndola mal toda tu vida.
por ejemplo, una vez, leyéndolo, me enteré que la marincoche era en realidad la mar en coche.
o que los retorcijones del estómago además se llaman retortijones.
por ejemplo, una vez, leyéndolo, me enteré que la marincoche era en realidad la mar en coche.
o que los retorcijones del estómago además se llaman retortijones.
jueves, 26 de agosto de 2010
david byrne - pirates
caballito de chapa y esmalte sintético mediante, me puse a escuchar david byrne. mucho tiempo pasó desde la última vez que lo escuché.
lindo lindo éste tema es. muy disney es el disco.
***delightfully confusing
lindo lindo éste tema es. muy disney es el disco.
***delightfully confusing
naked before the world
"es absolutamente imprescindible que descubramos nuestra verdadera escencia, que seamos fieles a nosotros mismos, que arranquemos las máscaras que nos encubren y nos expongamos en cueros."
wilhelm von maslow forms
wilhelm von maslow forms
domingo, 18 de julio de 2010
domingo, 4 de julio de 2010
Soy vertical
Pero preferiría ser horizontal.
No soy un árbol con las raíces en la tierra
absorbiendo minerales y amor maternal
para que cada marzo florezcan las hojas,
ni soy la belleza del jardín
de llamativos colores que atrae exclamaciones de admiración
ignorando que pronto perderá sus pétalos.
Comparado conmigo, un árbol es inmortal
y una flor, aunque no tan alta, es más llamativa,
y quiero la longevidad de uno y la valentía de otra.
Esta noche, bajo la luz infinitesimal de las estrellas,
los árboles y las flores han derramado sus olores frescos.
Camino entre ellos, pero no se dan cuenta.
A veces pienso que cuando estoy durmiendo
me debo de parecer a ellos a la perfección-
oscurecidos ya los pensamientos.
Para mí es más natural estar tendida.
Es entonces cuando el cielo y yo conversamos con libertad,
y así seré útil cuando al fin me tienda:
entonces los árboles podrán tocarme por una vez, y las flores tendrán tiempo para mí.
sylvia plath
Pero preferiría ser horizontal.
No soy un árbol con las raíces en la tierra
absorbiendo minerales y amor maternal
para que cada marzo florezcan las hojas,
ni soy la belleza del jardín
de llamativos colores que atrae exclamaciones de admiración
ignorando que pronto perderá sus pétalos.
Comparado conmigo, un árbol es inmortal
y una flor, aunque no tan alta, es más llamativa,
y quiero la longevidad de uno y la valentía de otra.
Esta noche, bajo la luz infinitesimal de las estrellas,
los árboles y las flores han derramado sus olores frescos.
Camino entre ellos, pero no se dan cuenta.
A veces pienso que cuando estoy durmiendo
me debo de parecer a ellos a la perfección-
oscurecidos ya los pensamientos.
Para mí es más natural estar tendida.
Es entonces cuando el cielo y yo conversamos con libertad,
y así seré útil cuando al fin me tienda:
entonces los árboles podrán tocarme por una vez, y las flores tendrán tiempo para mí.
sylvia plath
miércoles, 23 de junio de 2010
"tu cuerpo busca lo natural"
eso mismo decía una publicidad de nosequé bebida light, del estilo de la sevenapfrí, o acuáriu.
lo verde, y lo light, y lo natural están de moda... y las tetas de plástico también. y el bótocs. y las bocas inyectadas.
es todo mentira! sobredosis de tetas operadas por todos lados. el noventaporciento de los escotes voluptuosos o elevados que veo son no naturales. y eso que lo natural está de moda. y me mato en el gimnasio y como comida macrobiótica y me implanto pedazos de plástico blandito en las tetas porque no existo si no soy un prototipo de mujer de las vegas.
y entonces tenemos después a los pajeritos con la boca abierta y corazoncitos que le salen de las orejas enamorados de esas mujeres y diciendo en dirección a esos híbridos humanomuñecoinflable cosas como "quétetasmiamooor". y hasta las niñas quieren crecer para ser como ellas (mentira).
y entonces es oppio, a las que somos un cachivache naturaloide (lo de naturaloide es medio mentira y va porque no está quirúrgicamente intervenido y no precisamente por el alimento que ingresa), nos resalta la cachivachez.
pero bueno, una ha aprendido a lidiar con su cuerpo, con todo el bagaje de pelos y morbidez y blancura y dejadez que trae consigo (mentira, las envidio, putas!)
y todo lo arriba expuesto se resume en... estem... sé. estoy aburrida y con ganas.
lo verde, y lo light, y lo natural están de moda... y las tetas de plástico también. y el bótocs. y las bocas inyectadas.
es todo mentira! sobredosis de tetas operadas por todos lados. el noventaporciento de los escotes voluptuosos o elevados que veo son no naturales. y eso que lo natural está de moda. y me mato en el gimnasio y como comida macrobiótica y me implanto pedazos de plástico blandito en las tetas porque no existo si no soy un prototipo de mujer de las vegas.
y entonces tenemos después a los pajeritos con la boca abierta y corazoncitos que le salen de las orejas enamorados de esas mujeres y diciendo en dirección a esos híbridos humanomuñecoinflable cosas como "quétetasmiamooor". y hasta las niñas quieren crecer para ser como ellas (mentira).
y entonces es oppio, a las que somos un cachivache naturaloide (lo de naturaloide es medio mentira y va porque no está quirúrgicamente intervenido y no precisamente por el alimento que ingresa), nos resalta la cachivachez.
pero bueno, una ha aprendido a lidiar con su cuerpo, con todo el bagaje de pelos y morbidez y blancura y dejadez que trae consigo (mentira, las envidio, putas!)
y todo lo arriba expuesto se resume en... estem... sé. estoy aburrida y con ganas.
lunes, 21 de junio de 2010
red pants
lindo lindo es comprarse algo que viste y te gustó.
especialmente si bien te queda, como es en el caso particular de la ropa.
pantalones rojos de cola pomposa y sweater hueso suave muy suave.
yes, i know. lleno mis vacíos con cosas...
especialmente si bien te queda, como es en el caso particular de la ropa.
pantalones rojos de cola pomposa y sweater hueso suave muy suave.
yes, i know. lleno mis vacíos con cosas...
domingo, 13 de junio de 2010
viernes, 11 de junio de 2010
morrissey all over
no sé qué pasa.
tuve un día morrissey hace algunos días atrás, y desde ese momento, lo escucho por todos lados. no sólo en mi winamp a cada rato, sino en todos lados. morrissey está all over. en cada radio que pongo en el trabajo, y hasta en la calle.
muy tranquila estaba hoy yo sobre thames (no en villa adelina, sino en palermo) esperando el 36, mientras tarareaba (sonoramente creo) there's a light that never goes out, y en ese preciso instante, a double decker bus dobla por thames y pasa frente a mis narices. busqué la cámara, pero inútil fué ya que conmigo no la tenía.
aunque la parte de to die by your side fue bastannnte dissapointing, ya que en la parada no había nadie que me inspire confianza suficiente como para querer morir a su lado.
las coincidencias constantes y persistentes me dan miedo.
a la música me remito.
tuve un día morrissey hace algunos días atrás, y desde ese momento, lo escucho por todos lados. no sólo en mi winamp a cada rato, sino en todos lados. morrissey está all over. en cada radio que pongo en el trabajo, y hasta en la calle.
muy tranquila estaba hoy yo sobre thames (no en villa adelina, sino en palermo) esperando el 36, mientras tarareaba (sonoramente creo) there's a light that never goes out, y en ese preciso instante, a double decker bus dobla por thames y pasa frente a mis narices. busqué la cámara, pero inútil fué ya que conmigo no la tenía.
aunque la parte de to die by your side fue bastannnte dissapointing, ya que en la parada no había nadie que me inspire confianza suficiente como para querer morir a su lado.
las coincidencias constantes y persistentes me dan miedo.
a la música me remito.
martes, 8 de junio de 2010
cómo carajos?
- evidentemente no tengo imaginación y no sé pensar
- no! no digas eso. no es eso. lo que te debe pasar es que no se te dispara la imaginación...
- y de qué me sirve tener una imaginación inmensa si no se dispara, y no se expresa y no puedo enfocarla a nada y no me sirve para nada?
- ...
- no! no digas eso. no es eso. lo que te debe pasar es que no se te dispara la imaginación...
- y de qué me sirve tener una imaginación inmensa si no se dispara, y no se expresa y no puedo enfocarla a nada y no me sirve para nada?
- ...
viernes, 28 de mayo de 2010
de semana fin . 3
Creo que sólo la noticia de mi tía se queda un poco corta y no hace honores al fin de semana cargado de contrastes, que de hecho tuvo unos destacables e interesantes buenos ratos. Paso a describir -brevemente.
Té de tilo mediante, el comienzo del fin de semana del bicentenario se dio en un ansiado jueves. Un lugar copado, una muestra interesante, un pintoresco grupo de gente y en particular una persona, que era el objeto del ansia.
Pintura, fotos, pizza, Stella, dibujantes, una verborrágica groupie menor de edad, fluidez de momentos y besos y la humedad ambiente que invadía todo más allá del ambiente, prolongado todo eso también hacia el viernes. Todo se sumaba y prometía un copado de semana fin.
Después tenemos la muerte de mi tía y dos días chotísimos. Y por cierto, el amor tendrá cara de mujer, pero la ansiedad y los nervios y la angustia tienen cara de chocolate. God save the mayas.
Y entonces a dos días copados, seguidos de dos días de mierda, le siguieron dos días copados. La humedad ambiente y no de ambiente y el relax en una cama en un departamento prestado en San Cristóbal, y un paseo por el frenético paseo del bicentenario coronado con una pizza, un día. Y un rato de café con medialunas y charla previo a un viaje hacinado hacia retiro y una despedida pasada por chocolate Tofi el siguiente día (tonta yo que no llevé un pañuelo rojo de lunares blancos para agitar a modo de saludo y crear un momento Kodak).
Todo esto sin olvidar el luto y la ansiedad y las ganas de que sigan esos momentos copados que se tuvieron que terminar.
Ah! Y a esos dos días copados, seguidos de dos chotos, seguidos de otros dos copados, les siguió un día nervioso en el que volví a brindar mis servicios por hora con una diseñadora, ayudándola un poco en su trabajo.
Debería en algún momento aprender a controlar emociones, verdat?
Té de tilo mediante, el comienzo del fin de semana del bicentenario se dio en un ansiado jueves. Un lugar copado, una muestra interesante, un pintoresco grupo de gente y en particular una persona, que era el objeto del ansia.
Pintura, fotos, pizza, Stella, dibujantes, una verborrágica groupie menor de edad, fluidez de momentos y besos y la humedad ambiente que invadía todo más allá del ambiente, prolongado todo eso también hacia el viernes. Todo se sumaba y prometía un copado de semana fin.
Después tenemos la muerte de mi tía y dos días chotísimos. Y por cierto, el amor tendrá cara de mujer, pero la ansiedad y los nervios y la angustia tienen cara de chocolate. God save the mayas.
Y entonces a dos días copados, seguidos de dos días de mierda, le siguieron dos días copados. La humedad ambiente y no de ambiente y el relax en una cama en un departamento prestado en San Cristóbal, y un paseo por el frenético paseo del bicentenario coronado con una pizza, un día. Y un rato de café con medialunas y charla previo a un viaje hacinado hacia retiro y una despedida pasada por chocolate Tofi el siguiente día (tonta yo que no llevé un pañuelo rojo de lunares blancos para agitar a modo de saludo y crear un momento Kodak).
Todo esto sin olvidar el luto y la ansiedad y las ganas de que sigan esos momentos copados que se tuvieron que terminar.
Ah! Y a esos dos días copados, seguidos de dos chotos, seguidos de otros dos copados, les siguió un día nervioso en el que volví a brindar mis servicios por hora con una diseñadora, ayudándola un poco en su trabajo.
Debería en algún momento aprender a controlar emociones, verdat?
miércoles, 26 de mayo de 2010
olga
En el medio de un recientemente adquirido relax llegó el sábado la noticia de que mi tía había muerto esa madrugada. Gran sorpresa fue, sobre todo porque ni sabíamos que estaba internada.
Una vida de mierda tuvo. Un marido que la dejó con cinco hijos y jamás reapareció para ayudarla. Toda la vida encerrada cosiendo y trabajando sin parar para poder darle de comer a su familia. Y cuando sus hijos ya se habían hecho grandes, se relajó un poco y empezó a salir con los jubilados; pero claro, demasiado tranquilo estaba todo y entonces se enfermó. Miastemia Gravis it is –was.
Entonces tenemos diabetes, miastemia y presión alta. Le hicieron la vida imposible hasta que empezó a sobrellevarlas. Mantenerlas estables. Empezar a salir de nuevo con los jubilados. Disfrutar de los nietos. Y empezar a usar jeans.
Un día no se sentía muy bien, fue al hospital, le dijeron que tenía neumonía y al otro día murió.
Fucking sábado.
Fucking domingo. El domingo más domingo del mundo. Cementerio y lluvia constante.
fuck
.
Una vida de mierda tuvo. Un marido que la dejó con cinco hijos y jamás reapareció para ayudarla. Toda la vida encerrada cosiendo y trabajando sin parar para poder darle de comer a su familia. Y cuando sus hijos ya se habían hecho grandes, se relajó un poco y empezó a salir con los jubilados; pero claro, demasiado tranquilo estaba todo y entonces se enfermó. Miastemia Gravis it is –was.
Entonces tenemos diabetes, miastemia y presión alta. Le hicieron la vida imposible hasta que empezó a sobrellevarlas. Mantenerlas estables. Empezar a salir de nuevo con los jubilados. Disfrutar de los nietos. Y empezar a usar jeans.
Un día no se sentía muy bien, fue al hospital, le dijeron que tenía neumonía y al otro día murió.
Fucking sábado.
Fucking domingo. El domingo más domingo del mundo. Cementerio y lluvia constante.
fuck
.
martes, 18 de mayo de 2010
miércoles, 12 de mayo de 2010
personal es mi forma de perder crédito
*111 ring ring cómodamente sentada frente a la pc mientras se inicia.
- hola, llamo porque llegan a mi línea unos mensajes del número 1010, y que me comen crédito. y yo no contraté ningún servicio. y quiero que no me lleguen más.
- claro, ese es un servicio contratado, que es pago.
*cara de nada, y pienso que quizás no me expresé bien.
- si, ya sé que es pago, porque me saca un montón de plata... pero yo no lo contraté.
- pero si lo contratás te lo cobran.
*cara de "ésta pelotuda me está cargando, o no me está escuchando", y me voy impacientando.
- por eso, NO lo contraté dije. dámelo de baja, que no es la primera vez que llamo por ésto: me pasa cada dos o tres meses y me tiene cansada ya.
- aguárdeme un momento en línea mientras doy de baja el servicio.
*musiquita densa, promociones de personal, y cara de "personalylaconchadetuvieja"
- señora, ya dí de baja el servicio ese.
- bueno, gracias. pero es permanente, o va a volver a pasar que me lleguen cosas que no pido?
- ... yo ya se lo dí de baja. pero es un servicio contratado, si lo sigue contratando se lo cobran.
*cara de "estahijadeputaquemierdatieneenlacabeza?noescuchauncarajodeloqueledicen?!" mientras me muerdo los labios para no putearla, porque en definitiva ella no es quien maneja la empresa.
- bueno, gracias, buen día.
tonta!
- hola, llamo porque llegan a mi línea unos mensajes del número 1010, y que me comen crédito. y yo no contraté ningún servicio. y quiero que no me lleguen más.
- claro, ese es un servicio contratado, que es pago.
*cara de nada, y pienso que quizás no me expresé bien.
- si, ya sé que es pago, porque me saca un montón de plata... pero yo no lo contraté.
- pero si lo contratás te lo cobran.
*cara de "ésta pelotuda me está cargando, o no me está escuchando", y me voy impacientando.
- por eso, NO lo contraté dije. dámelo de baja, que no es la primera vez que llamo por ésto: me pasa cada dos o tres meses y me tiene cansada ya.
- aguárdeme un momento en línea mientras doy de baja el servicio.
*musiquita densa, promociones de personal, y cara de "personalylaconchadetuvieja"
- señora, ya dí de baja el servicio ese.
- bueno, gracias. pero es permanente, o va a volver a pasar que me lleguen cosas que no pido?
- ... yo ya se lo dí de baja. pero es un servicio contratado, si lo sigue contratando se lo cobran.
*cara de "estahijadeputaquemierdatieneenlacabeza?noescuchauncarajodeloqueledicen?!" mientras me muerdo los labios para no putearla, porque en definitiva ella no es quien maneja la empresa.
- bueno, gracias, buen día.
tonta!
martes, 11 de mayo de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
neumonitis it was
Me levanté un sábado con apenas un resfrío. Trabajé, volví a casa, fui a un recital que estuvo de pelos (ganas muchas tenía de ver a Placebo ya que las dos primeras veces no había podido hacerlo), salté, sudé, esperé un colectivo en el medio de la noche y salí con amigos. Y el domingo amanecí con un resfrío un poco más fuerte. Y cada día más fuerte hasta el viernes siguiente, cuando ya se había tornado bastannnnte molesto. Sentirse afiebrada sin llegar siquiera los 37º es bastante molesto. Y un desperdicio de malestar, claro.
Tomó tres consultas a tres médicos distintos de guardia (en una clínica que me corresponde por la obra social las dos primeras veces, y en el hospital de shan ishidro luego), para que finalmente alguien se dignara a hacerme una placa de tórax, recetarme antibióticos, mandarme a la cama, y admitir que no era un simple catarro de estación. Neumonitis it is –was.
Días tosiendo. Eternos días tosiendo. Durmiendo casi sentada (o intentándolo al menos). Y secretando cantidades industriales de fluidos de apariencia amarga (causada quizás esa apariencia por la gran cantidad de drogas inútiles que me recetaron).
Oppiamente estuve faltando a la facultad, al curso en el San Martín, y estuve dos semanas sin trabajar. Lindas vacaciones, salvo por casi no poder respirar, y por cansarme con sólo caminar de la silla al baño. Entonces, tres clases perdidas en la facultad, junto con el hecho de que no tenía una idea muy clara de lo que quería hacer en el primer trabajo práctico del año, dieron por resultado un desaprobado (otro más para la colección). Si hubiese tenido más correcciones las cosas hubieran sido distintas.
En realidad las cosas hubieran sido iguales (casi segura estoy), pero me gusta pensar que es culpa de haber estado casi en arresto domiciliario. O que es culpa de los docentes. O culpa de quien hizo grupo conmigo. O culpa de mi perra que se comió la tarea y de mi abuelita que se murió.
Pero, let’s be honest, el problema siempre fui yo. Soy yo. El común denominador en todos los casos. Y ya estoy cansada. Quiero terminar, y recibirme, y vivir de esto, pero suena a una absoluta negación de la realidad. Soy lo suficientemente mediocre como para no avanzar ni retroceder. Quedarme estancada en el medio. Intentar pero sin éxito. Y no aceptarlo. Y no renunciar.
Fácil sería abandonar teniendo algún plan b (con enormes anhelos de satisfacción), o algún back up laboral, o algo así. Pero lo mejor de todo es que aún sabiendo que quizás (sigue la negación: nada de quizás, es oppio que no) no sirvo para el diseño, no hay ninguna otra cosa para la que sirva. Me gusta la fotografía, pero mediocres son las fotos que hago. Me gusta dibujar, pero todo lo que hago se ve por la mitad, sin terminar. Me gusta escribir pero no tengo sobre eso mayores estudios que los que me dieron en el colegio, así que seguramente sea todo medio defectuoso. Además, no puedo si quiera crear una historia original y atrapante, sino solo volcar palabras como si se tratase de un diario íntimo infantil. Me gusta mirar tele y dormir, pero dudo que pueda vivir de eso.
Fuck! Necesito algo que presida mi vida, y que tenga sentido.
Tomó tres consultas a tres médicos distintos de guardia (en una clínica que me corresponde por la obra social las dos primeras veces, y en el hospital de shan ishidro luego), para que finalmente alguien se dignara a hacerme una placa de tórax, recetarme antibióticos, mandarme a la cama, y admitir que no era un simple catarro de estación. Neumonitis it is –was.
Días tosiendo. Eternos días tosiendo. Durmiendo casi sentada (o intentándolo al menos). Y secretando cantidades industriales de fluidos de apariencia amarga (causada quizás esa apariencia por la gran cantidad de drogas inútiles que me recetaron).
Oppiamente estuve faltando a la facultad, al curso en el San Martín, y estuve dos semanas sin trabajar. Lindas vacaciones, salvo por casi no poder respirar, y por cansarme con sólo caminar de la silla al baño. Entonces, tres clases perdidas en la facultad, junto con el hecho de que no tenía una idea muy clara de lo que quería hacer en el primer trabajo práctico del año, dieron por resultado un desaprobado (otro más para la colección). Si hubiese tenido más correcciones las cosas hubieran sido distintas.
En realidad las cosas hubieran sido iguales (casi segura estoy), pero me gusta pensar que es culpa de haber estado casi en arresto domiciliario. O que es culpa de los docentes. O culpa de quien hizo grupo conmigo. O culpa de mi perra que se comió la tarea y de mi abuelita que se murió.
Pero, let’s be honest, el problema siempre fui yo. Soy yo. El común denominador en todos los casos. Y ya estoy cansada. Quiero terminar, y recibirme, y vivir de esto, pero suena a una absoluta negación de la realidad. Soy lo suficientemente mediocre como para no avanzar ni retroceder. Quedarme estancada en el medio. Intentar pero sin éxito. Y no aceptarlo. Y no renunciar.
Fácil sería abandonar teniendo algún plan b (con enormes anhelos de satisfacción), o algún back up laboral, o algo así. Pero lo mejor de todo es que aún sabiendo que quizás (sigue la negación: nada de quizás, es oppio que no) no sirvo para el diseño, no hay ninguna otra cosa para la que sirva. Me gusta la fotografía, pero mediocres son las fotos que hago. Me gusta dibujar, pero todo lo que hago se ve por la mitad, sin terminar. Me gusta escribir pero no tengo sobre eso mayores estudios que los que me dieron en el colegio, así que seguramente sea todo medio defectuoso. Además, no puedo si quiera crear una historia original y atrapante, sino solo volcar palabras como si se tratase de un diario íntimo infantil. Me gusta mirar tele y dormir, pero dudo que pueda vivir de eso.
Fuck! Necesito algo que presida mi vida, y que tenga sentido.
lunes, 12 de abril de 2010
muchness
“you used to be much muchier before. yes you were much more alice the last time we met. you have lost your muchness.”
lost my muchness, have i?
lost my muchness, have i?
viernes, 2 de abril de 2010
martes, 30 de marzo de 2010
domingo, 28 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
sábados
finalmente sucedió.
los sábados se parecen cada vez más a los domingos. y los ojos a un banco de sangre.
los sábados se parecen cada vez más a los domingos. y los ojos a un banco de sangre.
jueves, 18 de marzo de 2010
solita sola
“Usted es una mujer muy linda y muy interesante como para estar tan sola.”
De las frases que más me levantaron el ego, esa, salida de la boca –digital- y la mente de un masculino lindo e interesante, es una de las que va ganando.
Lástima me da que esté tan alejada de la realidad.
O quizás si soy un poco linda, y un poco interesante. Lo suficientemente linda como para que… quizás… muy de vez en cuando… y si tengo un poco de suerte, alguien lo note. Y lo suficientemente interesante como para que quizás… si tengo un poco de suerte… y muy de vez en cuando, llame un poco más la atención de esa persona que me notó un poco linda inicialmente.
Pero ni soy tan interesante, ni tan inteligente. Y mucho menos linda que eso.
Entonces ya sabemos cómo termina eso.
Fácil es dar un ejemplo: el chico lindo e interesante que me notó tan linda e interesante jamás me prestó mayor atención.
Mínima atención. Apenas un poco de atención, la justa y necesaria. Suficiente como para saciar la necesidad del momento y que todo vuelva a la normalidad (que por cierto, la normalidad no sólo nunca vuelve a la normalidad, sino que tampoco existe).
Es quizás culpa mía (evidentemente lo es, ¿de quién más sino?).
Una cantidad limitada –muy limitada- de puntos a favor mal distribuidos y administrados crean una ilusión. Una imagen holográfica de lo que soy. Un encuadre que deforma la realidad hacia algo mejor como una publicidad falsa haciendo un oasis sobre arenas movedizas.
Entonces todo se cae.
Todo desaparece en el momento en que ese otro quiere llegar a esa imagen holográfica y nota que, además de ser distinta de lo que se había promocionado, es también un gigantesco sinsentido. Irritante. Vegetativo. Dependiente. Poco interesante.
Sin gracia, sin vida.
En eterno domingo.
Es quizás momento de aceptar la derrota y buscar ayuda.
Centro de admisión, allí voy.
De las frases que más me levantaron el ego, esa, salida de la boca –digital- y la mente de un masculino lindo e interesante, es una de las que va ganando.
Lástima me da que esté tan alejada de la realidad.
O quizás si soy un poco linda, y un poco interesante. Lo suficientemente linda como para que… quizás… muy de vez en cuando… y si tengo un poco de suerte, alguien lo note. Y lo suficientemente interesante como para que quizás… si tengo un poco de suerte… y muy de vez en cuando, llame un poco más la atención de esa persona que me notó un poco linda inicialmente.
Pero ni soy tan interesante, ni tan inteligente. Y mucho menos linda que eso.
Entonces ya sabemos cómo termina eso.
Fácil es dar un ejemplo: el chico lindo e interesante que me notó tan linda e interesante jamás me prestó mayor atención.
Mínima atención. Apenas un poco de atención, la justa y necesaria. Suficiente como para saciar la necesidad del momento y que todo vuelva a la normalidad (que por cierto, la normalidad no sólo nunca vuelve a la normalidad, sino que tampoco existe).
Es quizás culpa mía (evidentemente lo es, ¿de quién más sino?).
Una cantidad limitada –muy limitada- de puntos a favor mal distribuidos y administrados crean una ilusión. Una imagen holográfica de lo que soy. Un encuadre que deforma la realidad hacia algo mejor como una publicidad falsa haciendo un oasis sobre arenas movedizas.
Entonces todo se cae.
Todo desaparece en el momento en que ese otro quiere llegar a esa imagen holográfica y nota que, además de ser distinta de lo que se había promocionado, es también un gigantesco sinsentido. Irritante. Vegetativo. Dependiente. Poco interesante.
Sin gracia, sin vida.
En eterno domingo.
Es quizás momento de aceptar la derrota y buscar ayuda.
Centro de admisión, allí voy.
martes, 12 de enero de 2010
miércoles, 6 de enero de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)