Hace días que no puedo dejar de escuchar “Oh what a world”
de Rufus Wainwright. Y I don’t know por qué.
Es un poco reiterativo, un poco corto de palabras (aunque
son lindas palabras), y un poco dependiente del Bolèro de Ravel.
En realidad, no paro de escuchar Rufus y el Bolèro, en su
versión Les uns et les autres, uno detrás del otro, over and over.
Creo que por alguna extraña razón estas dos cancionitas me ponen de
buen humor, cosa que es bastannnnte difícil.
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