viernes, 23 de diciembre de 2016

Masculinos en Happn

Observaciones después de un par de semanas de stalkear gente en Happn.

Particularmente, observaciones en cuanto a los perfiles masculinos entre 27 y 40 años, que es el rango de edades que seleccioné inicialmente en la app. También aclaro que soy de zona norte, y en este par de semanas sólo salí del partido de Shan Ishidro para ir dos o tres veces hasta Villa Crespo. Uno sólo de esos días pasé por San Martín, pero en esa localidad no apareció ningún perfil nuevo. Otro dato es que, al menos hasta ahora, no le mandé corazoncito a nadie. No porque no haya encontrado masculinos que me parecieran atractivos, o con quienes tenga algunos gustos superficiales en común, sino porque temo que pasen meses sin tener coincidencia alguna, y entonces empiezo con la tragedia del “nadie me ama, soy fea y nadie me ama, y poco interesante y nadie me ama".
Y con todo esto, tengo mucha curiosidad por saber cómo son los perfiles femeninos. Probablemente saciar ese interrogante sea una tarea para más adelante.

1 - Muchas fotos frente al espejo. Espejo en el ascensor, en un probador, en el living de la casa, en el baño. Espejos espejos espejos. Teléfono en primer plano, mano gigante que lo sostiene, y el sujeto que parece tener la mirada perdida, pero sólo porque en realidad está mirándose a sí mismo en vez de mirar al lente de la cámara. Además, nadie la da vuelta, entonces ves al sujeto con lunar característico que va migrando de una mejilla a otra según la foto.
2 - Muchas fotos en el baño. Demasiadas. El baño ya lo nombré en el punto anterior, pero hay una cantidad no esperada de fotos sacadas frente al espejo del baño, lo cual en realidad no es un horror, pero distrae ver el bidé, las toallas y toallones colgando, la cortina de la ducha, o la tapa levantada del inodoro.
3 -  Hay gente que miente con la edad. Algunas personas figuraban con cierta edad, pero en su descripción ponían “Tengo xx (inserte número diferente al anterior)”. O decían tener algo cercano a 30, pero parecían algo cercano a 50. O quizás no mienten, y sólo asumo cosas, y exagero.
4 - Muchas fotos de perfil de la torre Eiffel. Es como si la torre misma tuviera un millón de perfiles, en los que de casualidad aparecen hombres. Torre en claro protagonismo, persona pequeña siendo accesorio. Lo mismo con las tipografías de Amsterdam, el Coliseo, la pirámide vidriada del Louvre, y varios puntos turísticos yanquis o europeos más.
5 - Hay gente que ama la playa y no concibe una foto de perfil sin playa. Y sin torso desnudo. Más de la mitad de los perfiles que vi tienen al menos una foto en la playa.
6 - La mayoría no pone nada en la sección “Acerca de…”
7 - Algunas personas eligen describirse en la sección “Acerca de…” con una sola palabra. Algunos ejemplos repetidos: “Crossfit”, “Cuervo”, “Preguntame”,
8 - Algunas personas eligen describirse en la sección “Acerca de…” omitiendo palabras directamente, y ponen su estatura. Generalmente los que hacen eso son altos. Algunos ejemplos: “1,85”, “1, 68”, “2,01”, “1,94”, “1,81”.
9 - Es muy raro que alguien tenga fotos con perros y con gatos, generalmente es una especie o la otra.
10 - Siguiendo con el tema animales, hasta ahora vi un hurón (creo que era un hurón), alguien con varios roedores (¿cobayos quizás?), algunos pocos con caballos. También alguno que otro tocando leones o tigres encadenados o enjaulados. Y un elefante. Amo los elefantes.
11 - Algunos masculinos creen que queda copado poner todas las fotos de perfil con lentes de sol. Porque siempre es bueno no verle la cara a tu posible crush… not.
12 - Algunos masculinos ponen fotos mostrándole el dedo a la cámara (fuck you, para que lo entendamos todos). Me intriga saber el por qué. ¿Acaso están mandando a la mierda a todo el que mire su perfil, antes de que haya coincidencia de corazoncitos? ¿Acaso es cool? ¿O es de rebelde? ¿Está nuevamente de moda? ¿O quizás los hace sentir únicos? ¿Graciosos? There are oh so many questions.
13 - Alguno que otro está dirigiéndose a público internacional y aclara también que es argentino. Quizás anduvieron recorriendo otros sectores del planeta y olvidaron actualizar el perfil.
14 - El fanático de River/Boca/San Lorenzo/Racing no duda en mostrarlo de mil maneras.
15 - Hay quienes no tienen problemas en exponer en fotos a sus hijos/sobrinos/ahijados, en una red social destinada a público joven/adulto con ganas de coger.
16 - Hay hombres que sólo ponen fotos de perfil con otros hombres. Entonces es imposible saber a quién de todos ellos pertenece el perfil. O bien hay que estar descifrando cuál es la única cara que se repite en todas las fotos. Se vuelve particularmente difícil en esos grupos de amigos donde todos son medio parecidos, con misma barba y estilo de ropa.
17 - Existen masculinos que se crean un perfil en una red social de “citas”, y eligen poner en su perfil fotos besando a quien parece ser su novia. ¿Si fuese perfil de pareja no deberían estar los nombres de los dos, y aclararlo?
18 - Hay una cantidad impresionante de usuarios atractivos. Lindos. Muy lindos. Tan lindos que no puedo soportarlo, incluso. So much hotness que directamente pongo una X, porque ni en pedo les parecería yo atractiva.
19 - Relacionado al punto anterior, hay muchos masculinos que hacen muchos deportes, y son una importante mayoría. Football, beach voley, ski, snowboard, rugby, roller. Muchos que salen a correr, y participan en maratones. Que van al gimnasio. Crossfit crossfit crossfit. Boxeo o MMA. Y si lo pienso bien no es tan extraño, porque para exponerse en una app que es básicamente una vidriera hay que tener cierta autoestima, y la confianza suficiente para pensar que al menos una coincidencia de corazoncitos tenés que tener. "Exercise gives you endorphins. Endorphins make you happy. Happy people just don’t shoot their husbands, they just don’t.”
20 - Nombres más comunes: Cristian, Ezequiel, Fernando, Sebastian, Juan, Pablo, Juan Pablo, Matías, Martín, Santiago, Rodrigo, Gonzalo, Sergio, Daniel, Javier, Diego, Alejandro, Leandro, Maxi, Darío, Nicolás. Particularmente, me impresiona la cantidad de Ezequieles y Sebastianes. Para mí Ezequiel sólo existía mi hermano hasta hace unos pocos años. Y Sebastián no conocía más que uno.
21 - Hay quienes por algún motivo usan entre las fotos de perfil, capturas de pantalla. Entonces veo la foto, arriba una franja negra con la hora y los iconitos del teléfono de cuando se hizo la captura (que se superponen con la hora y los iconitos de mi teléfono) o el nombre del álbum. Incluso captura de pantalla del perfil de Tinder.
22 - Bebidas más comunes en las fotos: cerveza, mate, tragos coloridos.
23 - Instrumentos más comunes en las fotos: guitarra, batería, bajo. Otros presentes pero no tan comunes: violín, contrabajo, acordeón.
24 - Frase de canción más usada en el “Acerca de…”: “All you need is love"
25 - Quienes ya procrearon no tienen hijos. Tienen “bellezas”, “la niña más linda”, “una princesa”. No tienen hijos, tienen fantasías de perfección. Eso sí, a los hijos varones no los idealizan tanto. La nena tiene que ser la mejor y más linda, el varón solo es.
26 - Por mi barrio pasaron un montón de Directores de cine. Debe haber un nido cerca.
27 - Me crucé con una cantidad asombrosa de pilotos de aviones. Entiendo que estoy maumeno a mitad de distancia entre San Fernando y Aeroparque, pero igual es inesperado.
28 - Ví más vello púbico del necesario. Nada de genitales, pero algunos muy orgullosos de sus abdominales consideran necesario mostrarlos con el pantalón lo suficientemente bajo como para mostrar pelos sin pito.






martes, 8 de noviembre de 2016

Guns n' Roses en River, 4 de noviembre de 2016

Guns n’ Roses
Not in this Lifetime Tour
Estadio River Plate
Viernes 4 de Noviembre de 2016


La versión editada, seria y sin extrema desesperación de ésta crónica se podrá leer en Recitales.com.ar


Igual que con el recital de Aerosmith, el de Guns n’ Roses lo había estado ignorando desde que me enteré de que venían, por no poder costear la entrada. Hasta que volví de La Plata y, como estaba un poco cebada aún, me puse a escuchar Guns y ver algunos videos de recitales de este año. Escuché por primera vez el temido Chinese Democracy, que no odié como pensé que lo haría. Y también averigüé de nuevo precios de entradas, para ver si podía pagarla con lo que saqué de unos trabajos que había cobrado hacía poco: pues claro que no.
Entonces la oportunidad llama a la puerta una semana antes.
¿Qué se dice cuando alguien te pregunta si estás dispuesta a escribir una crónica de un recital a cambio de una preciada entrada? "Yes, please” se dice. Lo ideal sería no tardar una eternidad en escribirla, porque sino queda vieja. A este paso nunca me voy a convertir en periodista... como sea, creo que la emoción la puedo transmitir igual, aunque hayan pasado un par de (cuatro) días.

Es gracioso que una de las preocupaciones antes de ver a Aero, fuera la posibilidad de una cagadera repentina que me impidiese cumplir con mi compromiso de “cronista” (ladri). Digo que es gracioso porque toda la semana previa al recital de Guns n’ Roses estuve aguantando no morir de eso, a fuerza de queso, arroz y pan. 
Hasta el viernes pasado lo más cerca que había estado de verlos en vivo fue aquel genial Quilmes Rock que presentó en una misma noche Aerosmith y Velvet Revolver. Y Evanescense. ¿Alguien se acuerda de Evanescense? Anyway.
Velvet -con Slash, Duff McKagan, Matt Sorum, e Izzy Stradlin creo- tenía en ese entonces más de los Guns que la banda que en ese momento se llamaba Guns n’ Roses.
Cuando vinieron en los 90s no pude verlos en vivo porque tenía unos 9 o 10 años, y tampoco conocía la música. Sólo sabía que una chica se había muerto (suicidado) y que todos decían que eran satánicos. Recién a los 11 años los descubrí en Mtv y pude empezar a disfrutarlos.
Cuando volvieron en la última década tampoco fui a verlos porque tenía mucho miedo de decepcionarme al ver la banda que sólo mantenía a Axl y ninguno de los miembros clásicos. Porque Axl es irremplazable, pero también Slash.
Pasaron 23 años desde la última presentación de la banda con la formación ¿“casi” original? ¿classic-era como dicen a veces?, y fue en esta misma ciudad, en este mismo estadio. 
Pasaron 22 años para que pudiera ver en vivo una de las bandas que marcaron tanto mi adolescencia (y adultez).


Entonces, pasamos al viernes 4 de noviembre, primera de las dos fechas en esta ciudad, después de haber pasado por Rosario, y antes de que continúen por Latinoamérica.
Durante el día hubo sol terrible, e hizo un calor digno de finales de noviembre, superando los 30 grados, lo cual para mi gusto es demasiado para un recital. Pero claro, casi siempre fui al bardo del campo. Fui hasta el estadio en el adorado tren Belgrano Norte que nunca falla. Lástima que cuando nos bajamos y cruzamos el puente de la Lugones los de seguridad nos hicieron dar una vuelta insoportable costeando la Lugones por un sendero entre plantas y pozos. Parecíamos una procesión de Lemmings. Lo bueno es que no tuve que hacer cola para entrar después.

Cuando terminaba la tarde salió a escena Airbag, para acompañar la caída del sol. El detalle interesante fue su interpretación de la versión “rock” del himno nacional. En ese instante se ganaron al público que todavía estaba relajando bajo el sol, pero en general fue medio meh.
La noche llegó, más templada y agradable después del calor de la tarde, la gente seguía entrando, y la espera se hizo un poco insoportable. Demasiada ansiedad. Cada tanto pasaban en las pantallas del escenario la publicidad del fan club oficial, y los apurados de siempre empezaban a gritar.

Llegaron las diez de la noche y las luces se apagaron. Ya todos sabemos que esa es la señal oficial de que empieza el show, así que todos gritamos de la emoción. Como estuvo pasando en las presentaciones anteriores, acá también el comienzo se anunció con la música de los "Looney Tunes” (o Merrie Melodies) y “The Equalizer” mientras todavía todo está casi a oscuras. Los flashes de la gente hacían también acá noche estrellada. Aplaudían todos al ritmo de la música, como tratando de descargar la energía que se les juntaba en el cuerpo. 
Y estoy tratando de encontrar la conexión entre las dos canciones para entender la elección y su significado (¿Looney Tunes porque están locos, o porque son unas caricaturas, o porque son melodías felices, o porque son "las fantasías animadas de ayer y hoy"?), pero quizás sólo las eligieron porque les gustan cómo suenan.
La música paró y la banda apareció en escena mientras el estadio entero se caía en una ovación, sonaron los platillos y comenzó con todas las ganas “It’s so Easy”, el primero de una larga lista de temas pertenecientes a “Appetite for Destruction” que hicieron en toda la noche. El campo se veía tan frenético y apretado que me daban todas las ganas de volar desde donde estaba hasta ahí. Creo que la mayoría teníamos los ojos puestos en Axl, que salió a escena con jeans rotos, remera, campera de cuero, y una clásica camisa roja escocesa atada a la cintura; sombrerote y lentes oscuros completaban el look. No se ve como a principios de los noventas, cuando llevaba mini calzas, pero parece tener un mejor estado físico que hace unos años. Y hasta corrió de una punta a la otra del escenario en más de una ocasión.
Terminó el primer tema y con la energía todavía bien arriba y sin parar empezó “Mr Brownstone”. El público coreó las guitarras, un clásico en los recitales de acá, como ya marcó Eddie Vedder en algún momento. Y sí, en algunos momentos se le iba la voz a Axl, pero a nadie pareció importarle en ese instante. El segundo tema terminó, Axl se disculpó por haberse distraído por un “wardrobe malfunction” (problema con el vestuario), y sin pausa nos trajeron “Chinese Democracy”, el primero de los tres representantes del disco que lleva el mismo nombre. Comenzó con Slash apropiándose del tema, y las pantallas gigantes mostraban en detalle sus manos, con explosión de fuegos artificiales en rojo. 
Antes de este viernes, había ido (al menos) a cuatro recitales en el Monumental, pero nunca lo vi así de lleno. No sé si es porque esta vez al estar sentada con los adultos de prensa (algunos también saltaron sin parar) pude apreciarlo de otra forma, pero estaba todo cubierto de gente. Fans, simpatizantes, y algún que otro paracaidista que no quería perderse el evento, por todos lados. No se veía ningún espacio libre y el campo parecía interminable. Toda esa muchedumbre que ya estaba bastante agitada con el ritmo que tenía hasta ahora la noche, que todavía no había dejado de aplaudir el tercer tema, se sacó aún más cuando sonaron los primeros acordes de “Welcome to the Jungle”. Creo que hasta en Ciudad Universitaria se escucharon los gritos del público. Y quizás ya estoy delirando, pero tengo la sensación de que todo vibraba.
Pegadita y sin respiro empezó “Double Talkin’ Jive”, con cambio de guitarra por parte de Slash, y si lo nombro tanto es porque desde mi mirada de simple mortal es quien más se lució. Y quien parece estar igual que siempre, aunque la melena tapando la cara es buena aliada para ocultar el posible paso del tiempo. Una buena parte instrumental ayudó a que Axl se retire a tomar un poco de aire.
Siguió “Better”, con coritos pegajosos a cargo de Duff y Melissa Reese, un juego de luces hipnótico, y Axl luciéndose un poco más que hasta el momento, en mi opinión.
Una breve (muy breve) pausa después mientras el público tiraba un "olé olé", sonó “Estranged”. Y fue acá cuando brotó la adolescente treintañera de emociones incontrolables. Con una letra cargada de emociones, hagamos honores y lloremos todos. Hay algo especial, un tanto mágico, en las canciones de Guns de más de 6 o 7 minutos que me gusta demasiado. El público encendió sus flashes de nuevo, y gritó con ganas el “ONE, TWO”. En el medio Axl hizo la presentación “In the piano, Mr Dizzy Reed”, que fue protagonista en las pantallas. Fueron 9 minutos que sonaron muy bien, y los fans supieron reconocerlo. Pero claro, también acá existe la posibilidad de que esté siendo un poco subjetiva.
Lo que siguió fue el hit bipolar de mil generaciones “Live and Let Die”, que todos recibimos cantando. Axl levantó un corpiño que encontró dando vueltas por el escenario y lo colgó en una baranda. Terminó rapidísimo, pero no me quejo en absoluto, porque después pudimos disfrutar de "Rocket Queen”, tema del primer disco que amo. Otro de esos ejemplares de 7 minutos que nombraba antes, con algunos minutos instrumentales donde todos son protagonista.
Para seguir nos dieron el frenético “You could be mine”, con fuegos artificiales incluidos. Festejemos con todo. Y si escuchamos el tema de "Terminator 2", no podemos evitar pensar en Arnold, Linda Hamilton y Edward Furlong jóvenes. Y Axl joven, oppiamente. Al menos dos de todos ellos no quedaron muy bien con el paso de las décadas.
“Ladies and Gentlemen, Señores and Señoritas, this is Duff McKagan” nos anunció el cambio de vocalista por al menos un par de minutos. Empezó con un pedacito de You Can't Put Your Arms Around a Memory”, pegado a “Attitude” (ambos covers que grabaron para “The Spaghetti Incident?”) , y tuvimos el momento punk de la noche. Este fue el primer cambio con respecto al Setlist del recital de Rosario, que tuvo a “New Rose” en su lugar, también cantada por Duff.
Como casi todo tema punk, duró poquito, y después llegó “This I Love”, canción de corazones rotos que cerró con el repertorio de “Chinese Democracy” de la fecha. Y si, ya sabemos que Axl no tiene la cuerdas vocales como a los 30, que está viejo, engordó y no sabemos qué le pasó en la cara ni en los dientes, pero acá se lució. No sé si es la emoción que carga la letra, mi casi fanatismo, o qué, pero quien niegue que este fue uno de los momentos que mejor interpretó en la noche, merece una patada. He dicho. Terminó con cálido aplauso. 
Un mini silencio después, sólo hizo falta un “Ah”, que marcó el comienzo de “Civil War” con la ya famosa intro, y todos nos emocionamos. Slash apareció con su doble mástil en el cambio de guitarra número quiénsabecuánto. La pantalla gigante mostraba un ejército animado y todos cantamos. 
Después sonaron algunos latidos intensos de otra de mis favoritas interminables “Coma”, y la gente coreó hasta las guitarras del comienzo, como corresponde. Esta fue otra de las canciones que no estuvieron en el setlist de Rosario. El estadio entero acompañó los distintos momentos calmos e intensos, fue genial. Desde la distancia el pogo se veía especialmente divertido. Revoleemos la peluca, carajo mierda. 
El final nos trajo la presentación de la banda: Richard Fortus, Duff McKagan, Dizzy Reed, Frank Ferrer, Melissa Reed. Y Slash, que tomó la posta para dar comienzo a la interpretación del tema de “El Padrino”Speak Softly Love”. Slash hace un recital él sólo de air guitar, y seguro hasta el aire suena así de bien. Sin descanso y con ovación, pasó a “Sweet Child o' Mine” con Axl luciendo nuevo vestuario, con campera y sombrero blancos. Ésta la cantaron hasta los paracaidistas que no quisieron perderse el evento. De nuevo el estadio se llenó de flashes estrellitas. Y por favor tratemos de olvidar la desabrida versión de Sheryl Crow, aunque sea difícil.
Siguieron con el único de “G N’ R Lies” de la noche: “Used to Love Her”, que también cantaron todos con ganas, aunque más tarde pude escuchar a más de uno decir que esta canción, en estos tiempos, no tendrían que haberla tocado. Como sea, fue entretenida y duró un suspiro.
Durante todo el día había estado dando vueltas el rumor de que Steven Adler, baterista original de la banda, estaba en Argentina y podría aparecer como invitado en algún momento de la noche. Efectivamente, Axl lanzó un “We’ll bring out a guest, someone you might know… might recognise.” (Vamos a traer un invitado, alguien que quizás conozcan… quizás reconozcan). Ya todos estábamos aplaudiendo porque sabíamos quién era. “Ladies and Gentlemen on the drums Mr Steven Adler!” (Damas y caballeros, en la batería, Steven Adler), quien ya había reemplazado a Frank Ferrer y estaba sentado en la batería. Aplausos sin cesar, por Adler, y por la emoción de poder ver juntos a cuatro de los integrantes originales de la banda. El “not in this lifetime” (no en esta vida) que tiró Axl hace unos años en una entrevista cuando le preguntaron por una posible reunión de la banda, y que eligieron como acertado nombre para la gira, quedó en el olvido por al menos un rato. Nos regalaron la entretenida “Out Ta Get Me”, que sonó medio floja de voz al comienzo, pero con la emoción del momento ni nos enteramos. 
Al terminar, Adler se retiró y comenzó una versión instrumental del archiconocido “Wish You Were Here” de Pink Floyd, con Slash y Fortus liderando. Vino muy bien para bajar de nuevo la adrenalina, y nos preparó para lo que venía.
Con un piano negro ya preparado y sin dar tiempo a que terminen, Axl se sentó y tocaron una partecita de “Layla”, que se transformó en “November Rain”. Otra que cantamos todos. Tuve la esperanza de que al menos en este tema interactuaran Axl y Slash, porque estuvieron siempre lejos, casi evitándose. Pero no. También se escuchó un poco intermitente la voz de Axl, que de a ratos miraba sus manos sobre las teclas. Al público no parecieron importarle estos detalles, y todas las parejitas se abrazaron como nunca. Pero a mí me fallaron: esperaba ver a Slash subido al piano en algún momento, como en el video. Pero no. Igual ésta canción -tal como “Dream On” de Aerosmith- siempre termina muy rápido, cuando más emocionante e intenso se pone. Con humo y pirotecnia incluidos en este caso.
Siguieron con “Knockin’ on Heaven’s Door”, el clásico de Bob Dylan del que los Guns supieron apropiarse. La cantamos todos, oppiamente. Y seguro que hasta los vecinos del estadio también. El escueto Axl, que ya tenía campera nueva con flecos, dijo un “You gonna help me out?” (¿Van a ayudarme?), levantó una bandera argentina que alguien le revoleó, y se la dio a alguien en el fondo para que se la lleve. Y acá es cuando más interactuó con el público, dándonos el micrófono para que cantemos con todo. Y todos hicimos caso.
De la calma absoluta pasaron al furioso “Nightrain”, y el campo volvió a saltar con ganas. Y se ve que fue furioso en serio porque frenaron la canción a la mitad para que la gente dé unos pasos atrás, ya que se estaban aplastando en las vallas adelante de todo. Como corresponde. La gente hizo caso, la banda dio gracias, y siguieron con la música. Terminó con unos mini fuegos artificiales, y se fueron para volver apenas un minuto más tarde.
El comienzo del final fue con “Don’t Cry”, la balada power que era una de mis favoritas para escuchar cuando tenía 14 o 15 años y necesitaba largar un llanto power. También fue el primer tema de Guns del que me aprendí la letra. Esta la cantó el Monumental entero, con caras emocionadas por todos lados. Por mi parte, hice literalmente lo opuesto de lo que dice la canción y lagrimeé sin parar. Lloremos todos.
Luego de los aplausos siguieron con “The Seeker”, cover de The Who que sonó muy bien, pero para muchos que no conocían el tema (me incluyo en esos muchos), fue como una pausa hasta que comenzó “Paradise City”, lamentablemente el último tema de la noche para el cual todos sacaron sus celulares para filmar. Otra que cantaron y disfrutaron hasta los paracaidistas. La gente del campo no paraba de saltar, y hasta algunas momias de la prensa ya se habían parado. La despedida fue con todo, con dos minutos ininterrumpidos de pirotecnia, humo, y papelitos celestes y blancos que volaron por todos lados. Axl ya había lanzado su silbato al público, y cuando llegó el momento tiró también el micrófono. Sólo puedo imaginarme lo mucho que se mataron para ver quién lo agarraba y quién se lo quedaba. Y se fueron nomás. Nos quedamos todos cantando y volvieron al escenario a despedirse, Steven Adler incluido, que pateó algo que pareció ser una pelota a la gente. 
Saludaron y se fueron entre aplausos.

And that was it. 
Más de dos horas y media de show casi sin parar. Con altos y bajos, cargadísimo de hits, emoción adolescente, montones de adultos que llevaban a sus hijos al recital de la banda favorita que nunca pudieron ver en vivo, y el público más emocionado que vi en mi vida.



SETLIST
a - Looney Tunes 
b - The Equalizer (Harry Gregson-Williams song) 
1 - It's So Easy (Appetite for Destruction, 1987)
2 - Mr. Brownstone (Appetite for Destruction, 1987)
3 - Chinese Democracy (Chinese Democracy, 2008)
4 - Welcome to the Jungle (Appetite for Destruction, 1987)
5 - Double Talkin' Jive (Use Your Illusion I, 1991)
6 - Better (Chinese Democracy, 2008)
7 - Estranged (Use Your Illusion II, 1991)
8 - Live and Let Die (Wings cover) (Use Your Illusion I, 1991)
9 - Rocket Queen (Appetite for Destruction, 1987)
10 - You Could Be Mine 
11 - Attitude (Misfits cover) (with You Can't Put Your Arms Around a Memory” intro, Johnny Thunders cover) (The Spaghetti Incident?, 1993)
12 - This I Love (Chinese Democracy, 2008)
13 - Civil War (with "Voodoo Child" outro) (Use Your Illusion II, 1991)
14 - Coma (with band introductions) (Use Your Illusion I, 1991)
15 - Speak Softly Love (Love Theme From The Godfather) (Nino Rota cover) 
16 - Sweet Child O' Mine (Appetite for Destruction, 1987)
17 - Used to Love Her (G N’ R Lies, 1988)
18 - Out Ta Get Me (with Steven Adler) (Appetite for Destruction, 1987)
19 - Wish You Were Here (Pink Floyd cover) (Slash & Richard Fortus guitar duet) 
20 - November Rain (“Layla”, Eric Clapton cover piano exit intro with Axl Rose playing grand piano) (Use Your Illusion I, 1991)
21 - Knockin' on Heaven's Door (Bob Dylan cover) (Use Your Illusion II, 1991)
22 - Nightrain (Appetite for Destruction, 1987)
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23 - Don't Cry (with Led Zeppelin's "Babe I'm Gonna Leave You" intro) (Use Your Illusion I, 1991)
24 - The Seeker (The Who cover) 
25 - Paradise City (Appetite for Destruction, 1987)
c - Far Away Eyes (The Rolling Stones song)


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domingo, 16 de octubre de 2016

Aerosmith en La Plata, 8 de octubre de 2016

Aerosmith
Rock n’ Roll Rumble Tour
Estadio Único de La Plata
Sábado 8 de octubre de 2016


La versión editada, seria y sin extrema desesperación de ésta crónica se puede leer en Recitales.com.ar


Antes que nada viene el disclaimer: escribo esto de la única manera que sé escribir, poco formal, desordenado y como si fuese solo para mí porque si quisiera hacerlo pasar por algo serio, sería un disaster aún más grande. No soy periodista, ni cronista, ni escritora -ni nada, para ser honesta-. Ni siquiera fan. Pero si tuviese que ser fan de algo, sería fan de Aerosmith.
También voy a tratar de evitar los lugares comunes repetidos hasta el cansancio en todos lados como son “Los chicos malos de Boston”, los “Toxic Twins”, “Tyler y compañía”, pero no prometo nada, porque son realmente parte de su identidad. Además algunos de esos son hashtags que usan ellos mismos todo el tiempo.

Empiezo desde el principio. Para mí los recitales tienen un ritual: me entero que viene la banda a la Argentina, averiguo dónde van a tocar y cuánto sale la entrada, investigo cómo ir y volver, hago cuentas para ver si puedo costearlo o cómo hago para pagarlo, y tengo discusiones conmigo misma al respecto. Si decido comprarla, paso por un estado de ansiedad, de “Ohyeahvoyaveranombredelabandayserálomejordelavida!” y sonrisa permanente extrema hasta que compro la entrada, y de nuevo unos días antes del evento. Si decido no comprarla, borro por completo cualquier dato mental que tenga de esa fecha y evito noticias al respecto, para no mariconear por no poder ir.
Con Aerosmith pasó esto último, aunque fue un poco difícil desterrar de mi cabeza la idea terrible de que no iba a estar el 8 de octubre en La Plata, porque cada vez que salía a la calle veía algún afiche recordándome que estaban “por última vez en Buenos Aires”. 
Unos muy pocos días antes del recital, se presenta la oportunidad de ir con entrada gratuita, pero como cronista. 
Pero no soy periodista, ni cronista, ni escritora ni nada. Y tengo que ir a Autoclásica. Y hoy me empezó a doler la garganta, ¿y si me muero antes del recital? ¿Y si no puedo escribir nada? ¿Y si me desmayo? ¿Y si me da cagadera? ¡No sé ni cómo ir ni volver hacia o desde La Plata!” 
Te consigo transporte” 
” 
Igual cofirmame, sino tengo que preguntar por otro lado.” 
¡Voy!"
La sonrisa permanente, la ansiedad y la idea constante de “OhyeahvoyaveraAerosmithyserálomejordelavida!” 
se concentraron en sólo los dos días previos al recital.

Saltando al sábado, el día esperado que fue cálido y soleado durante la tarde, y que muchos supieron aprovechar para hacer picnic alrededor del estadio. No yo, que estaba demasiado ansiosa para ponerme a comer un sandwich de milanga en el pasto. Entré, busqué mi asiento y me senté a escuchar las bandas soportes con vista panorámica (no sin antes pasar casi dos horas tratando de que alguien me diga por qué puerta me tocaba entrar y en qué sector estaba mi asiento).

La entrada decía 21 hs, pero cuando ya eran casi las 22 y luego de un par de amagues, Aerosmith todavía no había salido a escena y la gente seguía entrando. El lugar no estaba completamente lleno, pero 35.000 personas no son poca cosa. 
Recuerdo que cuando veía los videos de sus recitales, había personas de todas las edades. Solo pude verlos en vivo recién 14 años después de haber conocido su música, y en esa ocasión -tal como en esta- pude comprobar eso tan llamativo que veía en la tele cuando tenía 11 años: Aerosmith tiene público de todas las edades, algo que no debería resultar extraño considerando las más de cuatro décadas que pasaron desde la edición de su primer disco.
Cuatro décadas de rock y baladas y hits que se repasaron esta noche, en el último recital en Argentina en lo que parece ser la última gira de la banda. Todavía tengo la esperanza de que el slogan de “por última vez en Buenos Aires” con el que promocionaron el recital y que imprimieron en cuanta superficie pudieron (hasta en la entrada, carajo mierda) sea sólo una estrategia de venta. Y quizás resultó, porque hasta último momento pude ver gente en la boletería del estadio tratando de conseguir un espacio en el evento. 
Me fui por las ramas de nuevo.

A las 22 hs, se apagaron nuevamente las luces del estadio y la gente empezó a gritar como loca mientras se prendían miles de flashes entre el público. Una voz eufórica nos preguntó si estábamos listos y empezaron a sonar las guitarras y batería cada vez más fuerte, que nos dejaron ver que el comienzo sería hoy también con “Back in the saddle” (Rocks, 1976). Algunos pocos ansiosos en el campo (VIP, claro) ya estaban saltando. Los reflectores se prendieron para revelar uno por uno a los integrantes y la música fue creciendo hasta que la voz de Tyler explotó chillona y ronca y genial con las primeras dos palabras de toda la noche, “I’m back”. De vuelta a lo que saben hacer mejor, shows que nunca fallan. Las luces acompañaron la explosión y el público no pudo evitar saltar. Tuve que contener mis ganas de saltar también yo, porque la zona de prensa no está hecha para mostrar emociones. En condiciones normales ya estaría llorando, pero me limité a sonreír y cantar un poco.
Luego del comienzo enérgico siguió casi sin respiro el ochentoso “Love in an elevator” (el único tema de Pump de toda la noche). El público participó con los “Oh Yeah” correspondientes y movimiento de brazo acorde, pero yo seguí limitando mi participación. Y esta canción no se siente completa si no vemos a Tyler cantar un “going down” mientras se revuelca en el piso aunque sea por un segundo; por suerte cumplió. Me doblan la edad y no puedo ni sentarme sin que me duela la cintura, no sé cómo hacen todos ellos rondando los 70 años para bancarse todo el show.
Para el tercer tema saltaron a los 90s y nos dieron “Cryin’”, el primero de los tres representantes de Get a Grip de la noche. El estadio entero ovacionó, festejó y cantó. Y las luces de los flashes se fueron prendiendo de a montones hasta que todo el estadio fue noche estrellada. Y si después de aguantar dos temas como persona adulta no me pongo a llorar como idiota con un tema que literalmente se llama “llorando”, no lloro con nada. Mah sí, lloremos todos. Cantemos todos. Emocionémonos con la armónica. Recordemos a Alicia Silverstone y Stephen Dorff jóvenes.
Tyler mencionó que éramos todos “some crazy motherfuckers”, pidió que no empujen tanto porque seguro se estaban matando todos contra las vallas, como corresponde. Y empezó a sonar “Jaded”, el único tema propio post-2000 que hicieron. En el estribillo fue cuando más saltó el campo. Y ese fue un buen momento para dejar definitivamente la farsa de persona adulta y pararme en el pasillo. Terminó rapidito para dar paso a “Crazy”, con su comienzo difícil de cantar hasta que dice “Hollywood” y ahí todos empiezan a corear. Todos felices con las guitarras de Perry (y su boina) y con el tema que -por muy conocido que sea- nunca va a ser tan famoso como su video.
Pegaron un salto de vuelta a los setentas y “the one and only” Whitford con su gorro dio vida a “Last Child”, que no pude cantar porque nunca aprendí la letra. Pero me paré y me moví, no podía no hacer nada. Cuando terminó, y casi pegado mientras todos aún aplaudían, se escuchó el bombo inicial de “Livin’ on the edge”, con todas las luces apuntando a Kramer. Éste fue el último ejemplar de Get a Grip del setlist y mi favorito hasta que descubrí los setentas. Esta la cantamos todos de principio a fin. Y también copiamos la respiración profunda y exagerada de Tyler en la pausa esa de siempre que se termina de nuevo con la batería. Y de paso lloramos un poco, ¿por qué no?.
Después vino “Rats in the cellar”, último de la tríada de Rocks, con coros a dúo con Tyler y Perry. Mucho se estuvo hablando en el último tiempo sobre la tensión creciente entre los integrantes de la banda (especialmente entre ellos dos), que es lo que los lleva a separarse al terminar la gira. De todas formas eso no se nota en el escenario, donde siguen manteniendo esa dinámica fluida. Tuvimos un par de minutos de música sin voz, que dieron un respiro al ritmo frenético que traía hasta ahora la noche, y toda la banda fue protagonista.
Cuando todo el trance instrumental pasó, Tyler pidió al público “griten suerte”, para después corregirse y pedir que “griten fuerte” y así empezó el festival multicolor de “Dude (looks like a lady)”, la primera de Permanent Vacation. Otra que cantamos todos. Y fue acá cuando noté que las calzas de de Tyler parecían tener una carita dibujada en las pompas. Continuaron con una acelerada “Same old song and dance”, con revoleada de corpiño sobre la pasarela incluida. No sé, amo este tema y el disco del que forma parte. No podía parar de cantar. Para mí fue perfecto, pero existe la posibilidad de que esté siendo poco objetiva.
Continuaron con el único tema que diferenció este setlist del de Córdoba, “Chip away the stone”, que para mí siempre fue la figurita difícil en la era pre-Youtube, porque no lo pasaban nunca en ningún lado. “So hard to get” como dice la letra. Y ellos mismos se encargaron de aclarar que hacía mucho no lo tocaban. Bailemos todos. Ni siquiera la habían terminado y siguieron con el ritmo alegre de “Rag Doll”, para lo que Perry ya había acomodado su guitarra en posición horizontal. Clásico. Sigamos moviéndonos como locos. 
On the guitar the one and only, Mr Joe Fuckin’ Perry” fue la única presentación necesaria para marcarnos el inicio de “Stop messin’ around” uno de los tantos covers de Honkin’ on Bobo, y el único track de la noche cantado por Perry. Sus gafas y boina no se movieron en toda la noche. Mientras tanto, en la pantalla lo veíamos a él mostrando la camiseta de la selección. También sonó genial y se lucieron todos por igual, tecladista incluido.
Tyler se puso a cantar un “olé olé”, y pidió "uno momento por favor”. Lo que siguió fue el momento romanticoide-cursi de la fecha cuando Travis y Michelle (integrantes del staff) subieron al escenario y hubo propuesta de matrimonio mitad en inglés, mitad en español. La respuesta fue un sí y festejamos todos como si fueran nuestros amigos. “Love is in the air” dijo Tyler e invitó a todos a besarse. Y si hablamos de momentos romanticones no puede quedar afuera el supermegahiperarchi hitazo “I don’t want to miss a thing”, del que hicieron una versión que pareció súper cortita. Los flashes del público eran tantos miles que se iluminaban ellos mismos aunque estuvieran las luces del estadio apagadas. Cantamos todos y sin que nos diéramos cuenta nos entregaron el clásico de los Beatles “Come together”, que es también un cover clásico en los shows de Aerosmith, y que tuvo transición perfecta hacia “Walk this way”, doble éxito en la historia de la banda y que por algún tiempo pensé que la versión con Run DMC era la única que existía. Tyler se puso a compartir cámara con algunas personas al costado del escenario que tuvieron dificultad en seguir la letra, pero creo que es comprensible en este caso.
Para seguir nos subimos todos a bordo de “Train kept a rollin’”, otro de los temas de mi álbum favorito. Excelente, pero pareció como si hubiera tenido sólo unos segundos de duración, y en seguida se fueron del escenario. 
Volvieron un par de minutos más tarde. El piano blanco con escalera incluida ya estaba preparado en el extremo de la pasarela. Tyler hizo al público cantar el “olé olé", y nos regaló unos segundos de lo que pareció ser “Chopsticks” y un fragmento de “Home tonight” en el que nos avisó que era el momento de decirnos adiós, para luego seguir con el favorito ovacionado por todos “Dream On”. Porque si hacen una gira de hits, no puede no estar. El público hacía estrellitas con flashes de nuevo. La fachada de persona adulta responsable ya se me había ido hacía rato, así que no había ninguna vergüenza en cantar a los gritos, cantar con risas y cantar lagrimosa, y aplaudir como foca adicta cuando Perry trepó la escalera y se subió al piano. Y esto creo que ya lo vi en un video de otra banda, pero a quién le importa. Después llegó el turno de Tyler y las columnas de humo en el momento más alto. Y se terminó. “Dream On” siempre termina demasiado rápido, en el momento de pura emoción. Y un final prematuro nos lleva al final de verdad. El bajo, presente durante toda la noche marcando el ritmo, empieza a sonar protagonista al fin a cargo de “The only, the dynamic, Mr Sweet Emotion Himself” Tom Hamilton, que si no me equivoco se mete en la pasarela por primera vez en toda la noche. Dos segundos más tarde (o cinco minutos, quién sabe, pasó todo tan rápido), terminó todo, con columnas de humo, lluvia de papelitos, y la obligada presentación de los integrantes.

Y eso fue todo. Un chou de dos horas que todavía sigue retumbando. Plagado de hits, clásicos, guitarras, bajo, batería, algunas roncas desafinadas, quizás algún que otro problema de sonido, elecciones de vestuario cuestionables en los estándares actuales de moda y buen gusto, revoleadas de micrófono, exceso de pañuelos, poses rockeras de manual y momentos kodak. Excelente.
“Por última vez en Buenos Aires”. De ahora en más voy a hacer de cuenta que esa frase nunca existió, y voy a sentarme esperar la próxima visita de Aerosmith. Avisen cuando estén las entradas en venta.



SETLIST
1 - “Back in the saddle” (Rocks, 1976)
2 - “Love in an elevator” (Pump, 1989)
3 - “Cryin’” (Get a Grip, 1993)
4 - “Jaded” (Just Push Play, 2001)
5 - “Crazy” (Get a Grip, 1993)
6 - “Last Child” (Rocks, 1976)
7 - “Livin’ on the edge” (Get a Grip, 1993)
8 - “Rats in the cellar” (Rocks, 1976)
9 - “Dude (looks like a lady)” (Permanent Vacation, 1987)
10 - “Same old song and dance” (Get Your Wings, 1974)
11 - “Chip away the stone” (Live! Bootleg, 1978)
12 - “Rag Doll” (Permanent Vacation, 1987)
13 - “Stop messin’ around” (cover Fleetwood Mac) (Honkin’ on Bobo, 2004)
14 - “I don’t want to miss a thing” (Armageddon: The Album, 1998)
15 - “Come together” (cover The Beatles)
16 - “Walk this way” (Toys in the Attic, 1975)
17 - “Train kept a rollin’” (Get Your Wings, 1974)
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18 - “Home tonight”(fragment) (Rocks, 1976) / "Dream on” (Aerosmith, 1973)
19 - “Sweet emotion” (Toys in the Attic, 1975)


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lunes, 30 de marzo de 2015

Electricidad

A veces una persona es amable conmigo, en una situación cualquiera en la vida cotidiana, y pienso si al verme nuevamente en otro contexto me recordará.
Por ejemplo, un masculino lindo entra en un local de electricidad en el que estoy esperando para que me atiendan, me mira a la cara, luego pies, y recorre hasta la cara de nuevo y dice "Hola" no a la gente del local, sino a los que estamos esperando. Cuando salgo digo "Chau" a la persona que me atendió y el masculino lindo dice "Hasta luego". ¿Cuando sea luego, me recordará?
Si ese luego resulta ser quince minutos después cuando salgo del supermercado que está a una cuadra de la casa de electricidad, mientras él reparte folletos, y dice "Hola" mientras me da un volante ¿se acuerda de que me vio quince minutos antes?
Sucede muy seguido que recuerdo a personas que conocí o vi en algún momento del pasado (con lujo de detalles a veces), pero si las vuelvo a cruzar, o me las presentan por primera vez y la otra persona no hace referencia alguna al hecho de que alguna vez interactuamos, entonces finjo que no las recuerdo, para no parecer una psicópata obsesionada e incomodar al resto. La verdad es que recuerdo más de lo que soy recordada.
En general creo que todos recuerdan solamente a las personas que para ellos se destacan de alguna manera, ya sea por linda, fea, o por algún detalle o situación en particular. Es imposible recordar a todo el mundo. Pero siempre supuse que los masculinos no se acuerdan de ninguna fémina a menos que la hayan considerado linda (o muy interesante) desde un comienzo, porque no miran más que eso.

sábado, 22 de febrero de 2014

Horario de cierre

(Texto escrito para la materia Análisis Literario y Redacción, cátedra Stengele, en la carrera de Diseño Gráfico, FADU, UBA)

Desde hace algunos años presto particular atención a ese momento del día en el que los negocios de las zonas comerciales concluyen su jornada y bajan las persianas. Quizás tiene que ver con el hecho de haber trabajado en comercio y que, aunque teníamos horario fijo, siempre tenía que mirar la actividad de la calle para decidir si adelantaba o atrasaba unos minutos el horario de cierre. 

En el barrio de Belgrano se da una situación particular, ya que cuenta con múltiples bares, pizzerías, locales de venta de indumentaria y artículos de moda, zapaterías, bazares e incluso hasta manteros que venden artesanías o chucherías sobre Avenida Cabildo. Es una avenida muy transitada pero es tan amplia la variedad de vidrieras para ver, que da gusto recorrerla. Al caer el sol, llega el horario de cierre y el ambiente cambia completamente. 


 El paso de la gente se entorpece porque las veredas se llenan de bolsas de basura y cajas de cartón apiladas, en forma desprolija, que esperan convertirse en el tesoro de alguien. En un local una vendedora se para en la entrada y forma una barrera para que nadie más entre mientras la cortina baja. Un guardia de seguridad cierra con llave la puerta de vidrio de una famosa casa de indumentaria femenina, que se mantiene iluminada y repleta de señoras que siguen probándose ropa. En un pequeño negocio de accesorios de moda una mujer se apresura a entrar antes de que la persiana baje del todo y la deje afuera; y se excusa, ante los vendedores de gesto cansado, diciendo que está desesperada porque olvidó comprar un regalo de cumpleaños. Un grupo muy animado de chicas entra a una zapatería –el único comercio de la cuadra que aún sigue abierto–, miran algunos modelos, hablan entre ellas y se van sin saludar en el momento en que, refiriéndose a las sonoras adolescentes, una de las vendedoras le murmura a otra “No tienen nada mejor que hacer”. 


Luego de un rato, cesa todo ese movimiento desordenado de cortinas metálicas y personas ansiosas. Aunque caminar por la vereda es menos trabajoso –porque hay menos gente–, lo cierto es que las luces apagadas de las vidrieras y la basura sobre la vereda dan un aspecto (apenas) lúgubre al barrio. El horario de cierre es, desde mi punto de vista, un espacio de tiempo que en sólo unos minutos divide el día en dos, de una forma mucho más interesante que el horario de apertura.



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domingo, 24 de noviembre de 2013

La Banda del Ciempiés

(fragmento)
de Mario Levrero


(…) 

Durante unos cuantos días había sido dueño y señor de un mundo -no tanto él, sino su ser interior, fabricante de sueños y de pensamientos en torbellino- y ahora estaba un poco hastiado de eso, aunque todavía no se sentía preparado para volver a integrarse a cualquiera de los otros mundos posibles; de un modo u otro, razonó, siempre seremos tiranizados por constelaciones de hechos incomprensibles; la zona dentro de la cual podemos decidir con nuestro yo consciente y voluntario es tremendamente limitada y, aun así, al mismo tiempo bastante irreal; Angus sospechaba que cuando él creía haber llegado por sí mismo a tomar una decisión, algo o alguien ya la había tomado por él mucho tiempo atrás, y lo suyo era apenas una constatación, una afloración de órdenes recibidas. 

 (…) 

Quería, en suma, seguir disfrutando de un tiempo que fuera exclusivamente para sí mismo, aunque fuese a perderlo; de todos modos, el tiempo dedicado a los demás también era pasible de ser computado como tiempo perdido. Angus trató de razonar acerca de lo que pudiera ser un tiempo ganado, pero le fue imposible encontrar un ejemplo. La expresión carecía de significado; al parecer, el tiempo sólo puede perderse. 

(…)



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